Existen solamente dos raíces para todas nuestras emociones: AMOR y miedo. El AMOR es el estado natural de la vida humana; el miedo es el instrumento que el ego usa para controlar y poseer el mundo. Ellos no pueden existir simultáneamente, cuando el AMOR se incrementa, el miedo se evapora; como nunca fue real, desaparece en el sol del AMOR perfecto. Cuando el miedo se incrementa, el AMOR se esconde y aguarda el momento propicio en que nos abrimos de nuevo a la verdad.
Nunca puede ser destruido, pero como estamos dotados con ciertos derechos inalienables (inclusive libre albedrío) si el ego insiste en ilusiones, el AMOR aparentemente puede desaparecer de la mente hasta que podamos escoger la realidad una vez más.
El AMOR es universal y se da libremente, pero el ego insiste en poseerlo convirtiéndolo en QUERER, el cual es completamente diferente al AMOR. El QUERER, `pertenece al ego. El AMOR es de nuestro Ser Divino Interior. EL AMOR ES incluyente, el QUERER, es excluyente: Yo te quiero por… o yo te quiero si...En esto el querer siempre fracasará, pues pelea la batalla errónea. En cambio el AMOR nunca podrá ser limitado ni existir en separación o aislamiento. Solo mediante la renunciación del deseo de manipular y controlar es que el ego se disolverá dentro de nuestro Ser Interior Infinito y Eterno.
No es para tratar de forzar a cambiar las emociones que estos cambian. Las emociones evolucionan solo cuando son aceptadas exactamente como son. La llave para lograr esto es dejar de juzgarlas. Lo bueno y lo malo solo es el ego quien lo define, ya que es su instrumento primario de control, si algunos deseos son buenos y otros no lo son, la vida se mantendrá dividida. Al separar nuestros sentimientos del sistema de creencias del ego, podemos usar su energía poderosa para nuestro desarrollo personal.
Recuerda que Dios es el hálito de vida que vibra en todos los seres y en todas las cosas. Gracias por permitirme compartir estos Minutos. Te Amo, porque estás en mì y yo estoy en ti.
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