Siempre es preciso saber cuando se termina una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, perderás la alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos. Como quieras llamarlo, lo importante es poder cerrarlos. Dejar los momentos de la vida que se van clausurando. ¿Terminaste con tu trabajo?. ¿Se acabó la relación?. ¿Ya no vives más en esa casa?. ¿Debes irte de viaje?. ¿La amistad se acabó?. Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los por qués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, tus padres, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, a quemar momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente, añorando el pasado. Ni siquiera preguntarnos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que saltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vinculaciones con quien no quiere estar vinculado a nosotros. No, ¡las cosas y los hechos pasan por algo, y hay que dejarlos ir¡. Por eso, a veces, es tiempo importante de destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por botar, libros por vender o regalar.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos internos de superación. Dejar ir. Soltar. Desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir. Hay que pasar la hoja. Hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. No esperes a que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan. No esperes que alguna vez se den cuenta de quien eres.
Suelta el resentimiento, el prender tu “Televisor Personal” para darle y darle al asunto, lo único que conseguirás será dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo. La vida está para seguir adelante, nunca para atrás. Porque si tu andas por la vida, dejando puertas abiertas “por si acaso”, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no clausuraron. Posibilidad de “regresar” ¿a qué?. Necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron. ¡Si puedes enfrentarlo, ya, y ahora, házlo¡. Si nó, déjalo ir, cierra el capítulo. Dite a ti mismo, que no, que no volverás. Pero no por orgullo, ni por soberbia, sino porque tu ya no encajas allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en esa oficina, etc., etc.
Tú ya no eres el mismo que se fue hace 2 días, hace 3 meses, hace 1 año, por lo tanto, no hay nada que volver. Cierra la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo. Ni tu serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual. Porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
Es salud mental y amor a ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida. Recuerda que nada ni nadie es indispensable, es una verdad bastante dura de aceptarla, pero reflexiónala y verás la veracidad de su contenido. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir, porque: Cuando tú viniste a este mundo, “llegaste” sin ese adhesivo, por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él. Y, es trabajo personal, aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr, porque nada ni nadie es indispensable. Sólo es goce, apego, necesidad.
Pero...cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suelta. Hay muchísimas palabras para conceptuar la salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir hacia delante con tranquilidad y gozo.
Gracias por permitirme compartir estos Minutos...Quien te Ama...tu Elvia.
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