Como ustedes saben o imaginan, escribir y lograr que lo escrito sea comprendido de la misma forma por todas las personas, es casi que imposible. Por lo general las palabras tienen vida propia y van directo a la interpretación de quien las lee, más que a la de quien las escribió, o las vio nacer. Tampoco es posible que las mismas palabras sean digestivas para todas las personas, porque somos diferentes. Y porque así es esto. A través de lo que interpretamos al leer, nos endeudamos más o nos ponemos en paz con la vida misma. Por eso es sagrado el instante en el que interpretamos algo a favor.
Yo escribo y publico.
Tú interpretas.
Y toda interpretación
es ajena al escrito.
Es memoria de quien lee.
Hace tiempo, escribí una entrada aquí en Facebook, llamada: “Comida y maltrato animal“. la cual generó mucha controversia en esa red, comentarios de personas que piensan diferente y situaciones que de hecho son normales en este mundo. Sin embargo hubo un comentario en especial que llamó mucho mi atención por ese clic tan maravilloso que hizo en mí. Una mujer me escribió: “Ahhh te gusta el maltrato animal. O sea que todo eso del Amor y la gratitud es una farsa tuya. Eres una farsante!.” Entonces mis ojos se pusieron cuadrados y pensé: ¿Gustarme el maltrato animal? Pero eso jamás. Una cosa es saborear una hamburguesa y otra muy diferente hacerle daño a un animal. Una cosa es Amarte como eres y otra muy distinta Amar lo que otros Aman. Para mí son cosas diferentes, pero no así para muchas personas. Lo comprendo. Son sus ideas. Estoy en paz con eso.
El clic adentro de mí vino cuando algo me iluminó repentinamente y me dije: “ESTO QUE ELLA DICE NO ES CONTRA MI, NO ES POR MI. SE QUE NADA ES PERSONAL”. Era probable que algo muy doloroso (relacionado con animales o no) sucediera en la vida de ese Ser, que hizo que ella creyera que comer carne es maltratarlos. Algo en su interior dolía. Quizás su enojo era su refugio. Era su enojo y lo respeté, lo dejé pasar de largo, y lo agradecí por iluminarme. Entonces borré su comentario. Una cosa es comprender y otra muy distinta querer que cosas tan desagradables oscurezcan momentos tuyos o míos. Eso lo tengo claro. En mi mente le dije: No es tu culpa. Y tampoco mía. Gracias por haber venido a iluminarme.
Los seres humanos somos diferentes, eso es todo. Y como dijo el filósofo romano Lucrecio: “Lo que para unos es comida, para otros es amargo veneno”. Asimilar esta frase nos dará paz, o por lo menos, tranquilidad.
Las heridas que aún están abiertas, los capítulos no cerrados, nos hacen interpretar dolorosamente la vida.
Percepciones que son regalos.
Las heridas que traspasaban a esa chica eran parte de mi percepción, y en cierta forma eran un regalo para mí, por eso le di las gracias; por eso había que des-personalizarlo. Somos más que todo eso que percibimos. Entonces subí un escalón. Y ella también. Me quedé con la parte bonita. Y ahora estoy mucho más agradecida con ella, porque inspiró esta entrada de mi blog. Ahora quizás muchas personas sepan que decir que NO, también es su derecho. Ahora quizás más personas puedan amarse por como son y no por lo que sus papás, sus tíos, los vecinos, los amigos o la sociedad espera de ellas. Eso es el amor, para mí.
Gracias por permitirme leer este proceso que sucedió en mi vida hace bastante tiempo.
Quien te Ama...tu Elvia.
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